Yo me pregunto, cuántas veces nos habremos podido dar con el mismo muro; cuántas veces hemos tropezado con la misma piedra; cuántas veces nos hemos
negado a ver la realidad para poder sentir algo diferente. Pero sobre todo
cuántas veces hemos fingido estar bien y poner buena cara para que el resto de
personas no nos pregunte que nos pasa.
Tantas sonrisas que dibujamos en nuestras caras para engañar al mundo y
mostrarles que somos personas fuertes, que no nos dejamos derrumbar por
cualquier cosa, pero, cual es la realidad de todo esto? La verdadera es que somos muy vulnerables a todo lo que nos rodea, las canciones pueden equipararse a recuerdos, los paisajes a momentos vividos... pero sobretodo lo que más nos afecta por encima de todo son las palabras de las personas que queremos. Una simple palabra de la persona querida equivale al peso de una roca, esta palabra si es buena nos quita esa enorme carga de encima, pero y si la palabra es mala? Es en ese momento, cuando sientes que todo el peso de la roca cae sobre ti para destruirte por completo y sabes encontrar la manera de quitártela de encima ya que estás tan sumamente afectada que no te das cuenta que no sirve de nada dejarse herir por nadie, porque según el dicho: NADIE MERECE TUS LÁGRIMAS.
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